Como cada 4 de diciembre desde 1977, el Pueblo Trabajador Andaluz, representado por las organizaciones revolucionarias que han hecho como suya la causa emancipatoria, viene conmemorando esta fecha como día en el que la conciencia y la determinación de todo un Pueblo se manifestó por las calles de las principales urbes andaluzas. Millones de andaluzas y andaluces, unidas en torno a una única proclama: autogobierno. Desde entonces, y marcado por fechas como el 28F o el 6D, nuestro Pueblo ha sido engatusado, alienado y dogmatizado por las instituciones del régimen españolista, por la Junta de Andalucía y los partidos del Sistema (PP, PSOE, IU, PA…).
Hay dos dogmas que tanto “izquierdas” como “derechas” borbónicas tienen en común: la Constitución española y el Estatuto de Andalucía. Ninguno de estos partidos han cuestionado nunca estos dos papeles sobre mojado que pesan sobre nuestra Historia.
El porqué es muy sencillo: tanto la Constitución española de 1978, como el Estatuto de Andalucía (el de 1981 y el de 2007) vienen a apuntalar las bases colonialistas y capitalistas del Estado Español. Ambos, niegan los derechos fundamentales del Pueblo Trabajador Andaluz; su derecho a decidir por sí mismo, sobre sí y su futuro. Ni la “izquierda” (IU), ni el “andalucismo” (PA) se han atrevido, ni se atreverán, a poner en entredicho la legitimidad de uno u otro proyecto, y no lo harán porque se deben a su amo y señor: España. Tanto IU, como PA, como fuerzas que desempeñan un papel “alternativo” al bipartidismo (el PA dejó de representarlo hace mucho tiempo), aceptan, acatan y refuerzan a un Estado Español, que, tanto en su origen como en sus bases, es profundamente antidemocrático. IU y PA, como el resto de fuerzas que aspiran a comerse una porción del pastel, hacen suyos los basamentos sobre lo que se constituyen este y otros estados españoles. Su colaboración con el régimen, su aceptación y participación en él, supone la mayor de las traiciones a la clase trabajadora andaluza. Son enemigos a combatir, son la “alternativa” que las clases dominantes guardan en la recamara para cuando los tiempos se vuelvan más hostiles y precisen de un recambio que no esté tan desgastado como los partidos dinásticos.
Aclarada, pues, la función que desempañan estos partidos, hay que volver a denunciar, una vez más, la desfachatez de una Izquierda Unida que, sin ningún remordimiento, vuelve a profanar la memoria de aquellos andaluces y andaluzas que dieron su vida luchando por otra Andalucía, una Andalucía en la que ni IU ni PA tendrían cabida. El acto ha tenido lugar esta mañana, en Málaga, y a él, como en otros años, han acudido varios miembros de IU – Málaga a “homenajear” a José Manuel García Caparrós. En realidad, a lo que iban, era a echarse la foto y tener sus minutos ante las cámaras de los medios de (des)comunicación. Palabras vacías, discursos autonomistas y constitucionalistas, alabanzas al 28F, papeles lamentables. El peor espectáculo jamás observado. Una IU que, conscientemente, ha renunciado y vendido los derechos de todo un Pueblo; que ha escupido sobre la memoria de todos y todas las que cayeron en la lucha por la libertad, la justicia y la igualdad para Andalucía.
Se daban palmadas en la espalda felicitándose porque años atrás consiguieron que el Ayuntamiento de Málaga “reconociese” a Caparrós, y ahora quieren que la Junta de Andalucía lo nombre como Hijo Predilecto, o, en su defecto, le dediquen la Medalla de Andalucía. Los reconocimientos no tienen ninguna validez moral cuando provienen de parte de un ayuntamiento gobernado por un PP que no ha condenado el franquismo porque él es fiel continuador del mismo, y de una Junta de Andalucía que, de estar hoy vivo, desahuciaría a Caparrós o lo obligaría a emigrar de su tierra. En definitiva, ni IU, ni ningún partido del Sistema, tienen ninguna autoridad moral para homenajear o reconocer a quienes han sido víctimas del régimen del que ellos forman parte. El verdadero homenaje, el reconocimiento hacia el acto por el que fue asesinado Caparrós, vendrá del propio Pueblo Trabajador Andaluz, del que él formaba parte hasta que decidieron asesinarlo por colocar la bandera de su país en un balcón. Ningún acto podrá eximir de responsabilidades a sus verdugos, y, pese a todos los maquillajes progresistas en los que se envuelva IU y su retórica reformista, IU hoy es el verdugo de la clase trabajadora andaluza.
Por eso, hoy, 4 de diciembre de 2012, 35 años después del asesinato de Caparrós por parte de las fuerzas de ocupación españolas, el mejor y el único homenaje es continuar la lucha por la liberación nacional y social de Andalucía. Su lucha.
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